Últimamente, mientras paseo por ciertas calles, me encuentro con los recovecos citadinos. Espacios donde lo inherte se alza inmemorable. Pequeñas máculas que saltan a la vista, islas sitiadas por colores.
Mis desencuentros, en cambio, oscilan por las avenidas. Cuando mis pasos no se alargan y el segundero me derrumba. Es cierto, los pies han sido mi vínculo visible con la tierra.
Del cielo no sé que decir, en las ciudades, me es imposible despegar la vista de los muros.
Ars poética.
Yo nunca tuve anhelos
de motorización,
es más, nunca pedí a mis padres
un vehículo,
hasta la bicibleta me aburría,
me limité a mis pies,
a mi sentido del cansancio.
Nunca he viajado rápido,
pero he viajado,
mis huesos cambian de dolor
cada cien metros
y nadie sabe como yo qué es un kilómetro.
(Fabio Morábito, De lunes todo el año)
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2 comentarios:
mil gracias por el esfuerzo de consuelo, y otras mil por el poema de morábito, me gustan mucho sus poemas. un abrazote
Gracias por este poema del autor de Lotes baldíos. Un gusto leerlo en tu espacio al que el azar me condujo.
Saludos...
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