Azoro

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Igual los libros que las coladeras...

domingo, 25 de mayo de 2008

Con los ojos pesados por el sueño...

La escritura amorosa es, a mi parecer, una de las más socorridas a lo largo de las literaturas. Cuestionarla conlleva algunas implicaciones.
El planteamiento de un discurso amoroso puede desplegarse desde las palabras que el "escritor" elije para expresar aquello que "siente". Sin embargo, ese sentimiento no puede alojarse en su escritura. Según Roland Barthes, la imposibilidad de la escritura amorosa estriba en su ilusión de expresividad, una contingencia engañosa en torno a los efectos del lenguaje. Considerar cada palabra empequeñecida en razón de la magnitud de lo que se quiere decir supone, para el enamorado, el desafío último al imaginario amorso. Al intentar desbordar por cada poro de la página el oleaje de sus deseos, el amante araña significados usulmente infértiles. Jorge Luis Borges afirmó en su Arte poética que los libros son sólo ocasiones para la poesía. ¿Puede la poesía (visitante ocasional de las editoriales), en su condensación, convertirse en guarida de quien ama?