Azoro

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Igual los libros que las coladeras...

lunes, 25 de junio de 2007

Estancias

UNA palabra está allí.
El miedo está detrás de la palabra.
El gesto está delante.
Y alrededor está el silencio,
como un ropaje demasiado ajustado.

Nada ni nadie se adelanta.
Algunas sombras rondan cerca.
Algo parecido a una llovizna
inventa un mínimo roce,
un roce sin necesidad de copartícipe,
porque el espacio es roce.

Nada ni nadie se adelanta.
Pero surge de pronto
algo más reciente que el silencio,
menos compacto que una sombra:
surge de pronto otra palabra,
que se enlaza con la primera
y juntas inauguran un roce diferente,
otra forma del espacio.
Y por ahí se marchan ambas
olvidadas de todo,
salvo quizá del seno o paraíso
anterior al lenguaje.

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